Por fin entró enero y yo, como cualquier españolito de a pie que se precie, también tomé mis uvas haciendo una lista mental de buenos propósitos mientras José Mota y Anne Igartiburu nos deseaban toda clase de parabienes para este año que, algunos dicen, será funesto. Yo no lo creo, la verdad, pero por si en el último caso estuviera equivocada, pienso vivir los próximos doce meses con la misma intensidad que si solo me quedaran doce días de permanencia en esta bendita Tierra.