Hola, amigos, Sí, ya veis, la teoría la conozco al pie de la letra, pero la práctica... En mi caso la susodicha diligencia debe ser una del siglo XIX. De esas que atravesaban los vastos páramos del Lejano Oeste expuestas a las inclemencias del tiempo, los avatares del destino, los ataques de los comanches y la velocidad de los caballos que tiraban de ella porque, lenta va... lentísima. No sé si es por culpa de los avatares del destino o porque los caballos de vapor que tiran