Manuel salió del baño limpiándose la nariz. Desde luego aquella fiesta de Halloween era la mejor de la zona, no faltaba de nada; buena bebida, insuperables canapés, material de primera, chicas guapas a montones y muchos conocidos con los que cerrar negocios que le rentarían un buen puñado de euros. Al principio había dudado sobre si debía, o no, aceptar la invitación, pero finalmente decidió que alquilaría un buen disfraz de vampiro y aprovecharía para divertirse al máximo. S